martes, julio 14, 2009

sin título cero dos (o la nossshe o la nossshe)

A mitad de sueño, por ahí. Entre la calle melancolía y la rotonda redonda:

Ya, soltemos los dedos y encabritemos la cabezota, loco, que el tren ya tiene las ruedas aceitadas y se manda a cambiar en cualquier momento. ¿Qué diablos quiero decir? Acelera el ritmo, weón. Compila tus mejores temas, despeja unos cuantos megas, y aprovecha los espacios. Los de vida en general. ¿Muy ambiguo? Ambiguo será tu abuela. No es tan sólo asunto de llenar libretas, de rayar cuentos con lápiz de carbón ¿No fue hace unos tantos años que llegaste a lo mismo? A lo mismo, a entender el significado de las cosas más simples, digo. Por su puesto que claro que yes.

Sí, hay olor a pan tostado. Pan tostado y un dejo de té, pero de té frío. Ese té que te sirves y olvidas a los minutos. Ese té de después del carrete. El concho.

Tengo arroz, tengo atún, tengo tomates. Tengo el almuerzo de mañana.

Tengo buena música.

Iggy Pop sigue vomitando. Se sostiene en ruidos y guitarras. Viejo culiao. Viejo cabrón.

Esto es un ejercicio. Un ejercicio escrito. Si estoy saliendo a correr debo ejercitar también los dedos. Si no está entendiendo nada, no se preocupe. La mente. La minti. La soltura escrita. No es sólo jadear con el frío pateándote el hocico. No señor, señora. Es también erguirse de entre tus propios muertos y decir, sí, demás, porqué no. Es en el beneficio de la duda donde muchos de los que conozco dicen ser humanos. O presumen aquello ¿Y a eso estamos jugando, o no?

Entre tanta encuesta a mis conocidos enamorados, por ejemplo. Con la idea que me definan el sentimiento. A que lo diferencien de lo demás. A que corten las líneas delgadas que separan todo lo que se asemeja. Y yo, que digo entender dándomelas de clever, sigo con una interrogante gigante que flota y flota. Y, chucha, si bien sigo en lo mío, en algún momento aquello se larga o no? Porque sino, vamos preparando el rifle, wn. Vamos apuntando...

Eso sería. Ya es miércoles.

Salud!

Hugo

lunes, julio 13, 2009

sin título uno

Sucede que regreso a las seis de la mañana, con toda la solitaria espesura del frío matinal. Ahí, en el Quilpué de siempre. Llego en estado de zombie-adulto-joven, y ni siquiera puedo tirar sobre la mesa las sensaciones que me traigo de mi antigua casa allá en el sur. Estoy cansado. La espalda torcida de ocho horas de viaje con aire acondicionado (acondicionado a la asfixia diría yo) me pesan. Y los dedos bajo mangas largas, y el desayuno de tostadas con té (que con las réplicas de Chiguayante nunca saben tan bien como allá ), y los párpados a medio camino. De pura flojera. Y tantas cosas, como ir pensando en lo distinta que es una ciudad vacía. Lo mal que hace la gente a algunos espacios. Perderse en esa línea de reflexiones inconexas.

El resto, al fondo de la mochila, entre un par de calcetines sucios que he de lavar, y la cámara con fotos que más que imágenes bonitas trae fragmentos. Trozos de contextos energéticos. Alimento de campeones. Viajes en el tiempo, y almas felpudas que me llevan a esos lugares que gusto de visitar. Reservas que guardo al momento de sentirme solo. Reservas de las que tomo parte apenas empieza a entrar el frío bajo mi puerta. Pilares en formato jpg. Cimientos en formato trascendencia. Las cursilerías más grandes que apenas me animo a escribir de puro vomitivas que son.

Todo es igual, pero al mismo tiempo tan distinto. ¿Qué piensa? La vida loca, como dijo el gran filósofo R. Martin. Nada más que la vida loca... y mi casaca que huele a leña quemada. Y el abrazo de las personas que me quieren de vuelta pronto. ¿Cómo no sentirme afortunado?

Las canciones siguen sonando, y el lunes que ya llega a su mitad me dice lo obvio. Me preparo para un arroz con pollo notable, de esos que se ven allá en el sur no más, y pienso en tanto revoltijo que de tanto se hace uno. Pero uno importante. Como debe ser.

viernes, julio 10, 2009

jueves, julio 09, 2009

jenri

"El pensamiento que no te lleva a ningún sitio te conduce a todas partes; todas las demás clases de pensamientos discurren por carriles, y por lejos que lleguen, al final siempre acaban en la estación o en el depósito de locomotoras."

Henry Miller

dos




Llevo dos noches saliendo a correr (y por lo tanto, dos días caminando como robot)

Hace dos noches desperté tres veces (sí, TRES veces) riéndome y pensando "la wea graciosa" sin saber porqué.

En dos días más y estoy en conce.

"Dos dos dos por cien" no siempre vale cien.

Hace unos días (si fueran dos mentiría) escribí dos cuentos que me gustan harto y debo retocar.

y hace dos minutos tenía más claro de qué escribir y, obvio, no era esto.