jueves, mayo 20, 2010

así con la cosa (12)

A cualquier precio, ¿te tinca?, a cualquiera nomás, como se dice, a ojos cerrados. Hubo alguna vez en que fui la buena niña, la niña rosada jugueteando con gatos, pero eso ya fue, a mi no me vienen con cosas. Ya fue, como ya fue mis ojos secos, mis palmas gastadas, mis suspiros a tanta sombra seductora. ¿qué tal? A cualquier precio, sí, qué bueno que te tinque porque sino, bueno, no sé dónde terminamos ahora. A coscachos quizás.

Es la vida, obvio, el tren sigue su curso y yo me subo y me bajo y me vuelvo a subir cagada de la risa. ¿Alguien acaso podría viajar de corrido, en un camino recto? Las fotos forman montañas, y a medida que veo sus imágenes voy perdiendo la memoria; hay muchos recovecos, es por eso, imposible recordar cuando se vive de verdad. Se puede, pero es como si nada fuera suficiente, y qué bien que así sea. Imagínate viviendo sin melancolías, sin pasar horas tratando de armar escenas que duraron un minuto.

- Afuera hay un sol naranjo.
- ¿y eso qué tiene?
- Son pocos los días en que el sol es naranjo, qué más quieres.

Soy así. Una vez me detuve en una estación y el sol teñía el paisaje naranjo, vieras tú lo loco que era ver todo como en un spot de fanta, la gente se ponía las manos en la cara, loca, y le brillaban los ojitos de pura emoción. Yo me fumé dos cigarros, recuerdo, y me devolví tomando una kem piña tibia. En ese tiempo ya iba en camino a lo que soy hoy, la mujer que soy hoy, pero me faltaba mucho. ¿Tú crees que me dio algo, alguna emoción extraña, un estremecimiento por el espinazo? Nada, apagué la colilla con la punta del pie y ya, me mandé a cambiar otra vez.

La única vez que pude emocionarme de verdad, que pude sentir que la existencia es más que una suma de detalles, fue una noche en la que estuve sola, borracha por un asunto que siquiera recuerdo. No hubo más necesidad de respuestas porque siquiera nacieron preguntas. Y ahora que te lo cuento me doy cuenta, que ni la plenitud ni la felicidad ni nada, que tampoco la depresión o la angustia, no hay que irse en la profunda, que estas cosas llegan en el momento que se les plazca, y te atraviesan. Así que qué bueno que te tinque, que te tinque a cualquier precio nomás, como las grandes que somos. Como las cabronas.

No me pongas esa cara, guapetona, no te me pongas así, ven acá y hagamos un salud sincero, que en el fondo es lo único que nos queda por hoy. Después, más ratito, a cualquier precio y se acabó, vamos por parte.

viernes, mayo 14, 2010

así con la cosa (11)

Es increíble lo que una melodía logra, es increíble. Y obvio, puedo decir que muchas cosas son increíbles, muchas, tú eso lo sabes, pero una melodía es una patada a pata pelada. Distinto, violento... Una patada con empeine mojado.

Claro, no entiendes, pero dime, ponte la mano en el cuore y dime, no es increíble que para mí sea tan claro? Es bien jodido encontrar claridad en cierto tipo de cosas y yo, ya ves, clarito como el vodka.

Te vas a reír, obvio que te vas a reír, pero el otro día vi, cáchate ésta, el otro día vi una polilla y a ratos la imaginé sonando como piano. La vi chocando como loca en la ventana del ascensor y te juro que sonaba como este opus.

Sí, me encanta hablar weás. Y que pienses que esas weás me inyectan, mucho mejor.


miércoles, mayo 05, 2010

así con la cosa (10)

Y ahí que el cometa caía, se acercaba, mientras la canción, chicharreando en aquella tienda vacía, subía de volumen con todas las ganas posibles. Juro, les prometo que no podría decir qué sentí en el mientras tanto, en el exacto momento; si salté, si me moví dos pasos más al borde, si di algún grito de horror... Nada podría. Lo que sí les puedo contar es que morí de la mejor manera en que un hombre podría morir, y es esa gracia, la gran gracia de mi propio fin de mundo, la que me hace deshojar esta libreta quemada para ti.