martes, marzo 31, 2009

Ahhhh!!!! U-NA-GI!

Lejos uno de los episodios más frenéticamente ídolos de Friends. Unagi y el engrupimiento de Ross.

jueves, marzo 19, 2009

The Kills - Tape Song



no. nada que ver con The killers. no sea porfiado.

jueves, marzo 12, 2009

cosas del fútbol





Basta con decir que los días de mierda terminan aromáticos. Musicalmente exquisitos (de vez en cuando la vida nos besa en la boca, dice el cantautor), silenciosamente susurrantes. Como para cerrar los ojos en plena oscuridad; como decir que finalmente tienes un inicio... al "final".
Y así: jueves que se acuesta para dar paso al viernes. Ese viernes en que mi persona favorita sonríe entre buses naranjos.


Sí.



Los días de mierda se creen cabrones, implacables, pero no me la ganan. Bueno, a ratos sí, no les voy a mentir. De todas formas, con escoba en mano, con una pala plástica llena de basura, la cosa adquiere aires heroicos. No sin ganas está todo brillando a esta hora de té caliente. Sino, si lo que digo es mentira, que levante la mano la guitarra. O el grillo. O el caballo ballena que chapotea al centro de mi taza caliente.

jueves, marzo 05, 2009

sin necesidad de jurar


A esta hora los zancudos me pican por primera vez en tiempo ya. Y es extraño porque hasta me alegro de no ser completamente inmune a sus picaduras. Los felicito por sentirlos revolotear mi cabeza. Los felicito, eso sí, si es que eligen partir antes que me digne a dormir, señores Zancudos.

(Alguien será muy feliz con estas declaraciones!)

Zancudos. Revoloteo minúsculo. El sonido de los libros. El aroma.
Es gracioso volver a leer. Es gracioso, digo, porque en mi caso la cabeza como que se abre un poco más. Bajas el libro para respirar, para mirar el techo, para recordar el más reciente beso excitante, una sonrisa soleada, y es un estallido que sale directo por mi frente y me expande hacia los lados, acaparando escena, imagen, existencia. Leer, escribir, necesitar. Es relevante cuando me doy cuenta que hay una especie de hilo conductor que une esos tres sentires. Sentires, los libros, sentires lo que ellos traen. Así como todo se une con todo para ser, para significar. Para agarrar vuelo y elevarse si se quiere.

Pero bueno, hoy es jueves y la quinta región comienza a dejar atrás su verano festivalero. Los escolares gritan por Freire, y los buses, histéricos como siempre, hacen sonar sus bocinas destempladas, acaparando existencias dormidas por la mañana; despiertas y cansadas por la tarde.

Jueves. Jueves. Aunque ahora ya es viernes, y quisiera tomarme una copa, quizás. Una copa de salud por la vida. Por la vida grande y chica. Por mis sueños cumplidos y los que me siguen el camino. Una copa. Una simple copa.

Y yo que voy a paso seguro, escuchando tus canciones, masticando las mías, desechando las de otros. Mirando gente que pareciera no mirar nada. Acaparando con el café de mis ojos enrojecidos lo que quiero que se ramifique a mi alcance visual. Porque cómo quiero guardar imágenes, ¡Cómo quiero! Aunque a veces sean las imágenes las que me atrapan a mí. Pero me declaro culpable. Un dulce culpable.


Vueltas. Las vueltas de la vida. Es extraño a veces ponerse a pensar en los caminos que has tomado. Es un balde de agua fría (tal vez un balde pequeño, pero balde) que te redespierta luego de la mañana. La segunda vez, o la tercera que, dicen, es la vencida. En mi caso, ni siquiera se trata de entender lo bueno y lo malo en las decisiones. Hace tiempo voy abrazando mis pasos, regando de vida verde mi camino. Es un poco más bajo la piel, casi llegando al centro de la historia propia, ahí donde ríos de sangre corren bajo puentes y puentes, esos que año tras año voy construyendo para simplemente llegar al paisaje deseado. Para simplemente estar donde estoy ahora. Para detenerme un rato y respirar tranquilo. Aunque los perros aúllen en la lejanía. Aunque mis noches solitarias ya no lo sean tanto. Aunque los zancudos decidan justo ahora no largarse, y beber de mi toda la noche. Y cómo quisiera beber de ti, o beber contigo. ¿Mucho sería pedir ambas cosas?