jueves, marzo 12, 2009

cosas del fútbol





Basta con decir que los días de mierda terminan aromáticos. Musicalmente exquisitos (de vez en cuando la vida nos besa en la boca, dice el cantautor), silenciosamente susurrantes. Como para cerrar los ojos en plena oscuridad; como decir que finalmente tienes un inicio... al "final".
Y así: jueves que se acuesta para dar paso al viernes. Ese viernes en que mi persona favorita sonríe entre buses naranjos.


Sí.



Los días de mierda se creen cabrones, implacables, pero no me la ganan. Bueno, a ratos sí, no les voy a mentir. De todas formas, con escoba en mano, con una pala plástica llena de basura, la cosa adquiere aires heroicos. No sin ganas está todo brillando a esta hora de té caliente. Sino, si lo que digo es mentira, que levante la mano la guitarra. O el grillo. O el caballo ballena que chapotea al centro de mi taza caliente.

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