martes, noviembre 29, 2011

Somos gente del sur

A veces me pongo a escuchar la radio Bio-Bio. La Bio-Bio de conce. Cuando lo hago descubro (o redescubro, una y otra y otra vez) el origen de gran parte de mis más acérrimos gustos musicales. Y es que tengo recuerdos frescos de estar en mi pieza haciendo cualquiera de mis tonteras y escuchar a lo lejos a mi vieja haciendo alguna cosa, siempre trabajando: la once, bordando, regando, qué se yo, y por ahí escuchando "La Radio". Con noticias, despachos, entrevistas. Todo matizado con Sabina, Calamaro, Paez, Violeta etc. Es freak pensar que muchas veces protesté por la falta de una gama más amplia de emisoras en el hogar. Más allá de la música, por las noticias que, a decir verdad, me hinchaban las pelotas. "cómo va a ser divertido pasar la tarde escuchando puros dramas, accidentes". El discurso típico del que quiere tirarse a ciego un rato. Un wn equivocado, qué más.

Pues bien, el asunto es que parece que, entre segundos planos y pasaditas a lo lejos, se fue gestando un gusto, y con años y kilómetros de distancia, hoy busco escuchar la emisora con entusiasmo y suspiros varios (ahora mismo lo hago). Ya sea para sentirme más cerca de mi vieja, de mi casa, de mis orígenes, o por querer estar informado y escuchar esas mismas canciones melancólicas con olor a tierra mojada.

Hace unos días en Valpo me pasó algo. Escuchando la versión online de la radio penquista sonó este tema: Principio de Incertidumbre de Ismael Serrano. Estaba con mi hijo, regaloneando, y de sopletón, como si la melodía lo relajara, se me quedó mirando un buen rato. Lo más probable es que pudo ser casualidad, sí, pero yo quiero pensar que algo de gusto verdadero hubo ahí. Del tema, de la radio, de algo más, qué se yo. Mal que mal su contacto con conce y sus formas, desde ya serán parte de su vida. Por su padre, claro está. Por que somos gente del sur.


lunes, noviembre 21, 2011

Así con la cosa (20)


Podría señalizar con la mano y doblar, escoger la sonrisa zorrona y decir cosas agradables antes de cualquier camino. Ser simpático, agradable, sonrisal. Podría hacerlo pero la actuación no es lo mío y la hipérbole, mucho menos. Mejor sostener el asunto por el mango, ser un gusano verdadero y estamos. ¿alguna otra cosita? Pero en fín, por eso disparo, apunto y lanzo puro relajo. No vaya a pensar que soy hippie y mucho menos. Los días han estado tranquilos, inusuales, disparatados y un poco desquiciados. Incongruentes, fantasiosos, pero en extremo, de verdad que en extremo reales. Una cosa chocando con otra y volviendo a sus respectivos extremos, tersos. Un asunto de física o metafísica o métalefísica? Da igual.
Te digo, la plata no ha sobrado, tampoco ha faltado, y el sueño no se quita pero tampoco aumenta. Adormecidamente despierto es que camino. Mientras, saco brillo a mis más sinceros agradecimientos y no me defino como feliz o infeliz porque, chucha, ¿no sería mucho hacerlo?. Las expectativas son lo más odioso de lo odioso. Prefiero ir por ahí con relajo, sin camisetas con nombre, sin previews ni spams por descubrir.
Como sea, aún escribo y quizás por lo mismo mis inspiraciones rompen la tierra otra vez, generan un tallo, y con eso no puedo más que virar todas las esquinas con energía de avance. El calor que se gesta en mi pecho es sincero, y me quema agradablemente, sin más previa que la imagen de mi hijo mirándome fijo.
En el internanto, las latas de cerveza son casi un ritual de descanso y la mirada de tarito la calma y la dicha estilosa, esa que solamente un gusanillo como él me puede entregar. Lo superior. La mayor cercanía que he tenido con la espiritualidad. Y lo digo en serio. Mi hijo, mi vida, mis ojos. Dos, tres, cuatro, pum, paf. Dos, tres cuatro, cha cha cha. Hay un ritmo ahí, y no sé cómo definirlo de manera... de manera absoluta. Pero podría cerrar los ojos e imaginar un par de sonidos armoniosos, un ritmo adecuado para mi. Pero prefiero dejarlo en la básica sensación. En el misterio.
Las miradas al cielo son cosa de ratos, y los panes groseros, una provocación deliciosa. Astronomía, minimals conchesumadres, fachos pobres y esa gente que se cree el ano del mundo. EL egocentrismo puede tener un peso insoportable y creo que es tiempo de hacer dieta.
Me pregunto constantemente, yo no sé qué se creen algunas personas. Al final de cuentas se cierra el capítulo. Uno tras otro. Se gestan y se cierran, no podemos pedir devolución después que se paga y se consume y se disfruta, así que no sea weon/a.
Escucho música oriental y pienso en otras vidas, no por la certeza de haberla vivido, sino por la posibilidad. Escucho música, veo películas, documentales, leo libros, avanzo cerro abajo, esquivo perros pulguientos y me reconcilio con el mar... y con los sentimientos más puros dentro de las impurezas sentimentales, claro.
Fumo la nada, tomo de vez en vez, digo garabatos, DIGO MUCHOS GARABATOS, trato de idiotas a las masas y sus modas, tengo faltas de ortografía por temporadas, me avergüenzo de ciertas personas y me dan lástima otro tanto más. A veces me cuesta entender y que me entiendan, pero qué va, al parecer la gente que tengo a mi lado, la que está incondicionalmente, así me admite, me hace parte de sus vidas. Y como dije antes, no puedo más que agradecer.
Podría caminar eternamente, conseguir memorias y varios gigas más para mantener la frescura de los momentos a la mano. Pero camino a ratos y con eso me puedo dormir tranquilo. Y mi cabro, gusanillo, chinito hermoso, me mira con esa avidez de querer decir algo, y yo mientras tanto le digo que soy su padre, como lo haría un personaje como Darth Vader, pero más alegrón. ¿Se entiende? Yo escribo nomás. Yo escribo y avanzo y me digo que hoy hace calor. No porque lo diga, no porque lo crea, sino porque lo hace. Y si las personalidades sismológicas del día a día se pronuncian, lo más probable es que digan: "uy, está muy abochornado, tiene toda la pinta que va a temblarsh. Eso me hace recordar varias cosas, por ejemplo, las mañanas con neblina. Mire ud que soy loco!

jueves, noviembre 10, 2011

Salyu

Ok, yo no sé japonés... y lo más probable es que pasen mil años antes de que lo aprenda pero, aún así, Salyu me cae bien y le da a mis viajes y tardes de trabajo, melodías de lo más riconas.
Me gusta su voz. Su voz y su metamorfosis facial desquiciada que usa en las notas altas. De lo más adorable. Eso nomás.