lunes, enero 21, 2008

decir por decir

Son la una treinta y tres AM. Estoy recostado, un poco incómodo, bebiendo del internet que llega hasta mi cama en un hecho inédito de mi historial suertudo(por lo general el wi-fi llega al living, con suerte).ES hora. Estoy preparando mi cabeza para dormir. En cierta forma, siempre tengo que prepararme para ello. Todos debiéramos hacerlo: si quieres dormir bien, deja los problemas al lado de las zapatillas, o en el bolsillo del pantalón. Trabajo, discusiones, deudas, qué se yo. Todo eso se desata y se estira para volver a usarlo en el nuevo día que te dará soluciones. Luego de ducharte, de desayunar, cuando tus neuronas andan un poco más frescas. Cuando ya te sacaste las legañas secas.

Es raro, tanto tiempo queriendo escribir en la cama, con laptop y todo eso, y acá estoy todo chueco,incómodo y con sueño. O sea, incómodo pero conforme. Las incomodidades hacen que lo que estás haciendo exude entusiasmo y dedicación. La comodidad de una silla, por ejemplo, me salpica tanta pereza que cabeceo, loco. Por eso pasó tanto tiempo sin reencuentro con mi PC viejo.

Qué me creo. Estoy escribiendo sin un puto filtro. Decir por decir. Nadie postea acá, quizás es por eso. Lo más probable es que tampoco nadie lea. Es piola sentir que escribes para ti. Es piola por que el 99% escribes pa'la gente, y aunque eso esté bien, el venderse a las lecturas termina por cansarte un poco.

Chucha. Cerré los ojos dos minutos. Crujió la pared, o algo así, y volví al mundo de los despiertos... Hum, buen nombre para un cuento: El mundo de los despiertos.

No sé, tengo que googlear primero. Hoy pensé que eso de "está todo hecho" puede tener sus variantes gigantes, pero la gran parte de las cosas ya tiene nombre y apellido. Como este blog sin posteos.

El león del zoo ruge a veces. Ahora a dormir.

No hay comentarios.: