miércoles, abril 09, 2008

El bigtime se termina. El chicle, digo. Aunque de tiempos grandes igual esta hecha la micro vida. Los detalles, los momentos. Como el fin de semana con los amigos, el reencuentro que pasó, la reunión que se queda. Los brindis refrescando sensaciones. Eso y lo que sigue: como las tardes en el metro; como esperar a que llegue el viernes para las zorronadas del club, para el estar sin más; como leer Farenheit 451 y no poder parar, aunque apenas me sostenga en la vuelta a casa; como las tardes esperando a que subas la escalera y te asomes por la puerta. Y armando planes. Y desarmando otros. Sí, como tener tanto que decir y saber decirlo. Como eso.

Bah.


Está raro el tiempo; nublado aunque a ratos el sol. Me gusta eso aunque... bien, es anormal sentir frío cuando eres del sur. Eso dicen, pero mi piel no miente. Yo si miento, como todos. Y el que diga que no, que lance la primera letra (en bold, por favor). En fin, tendré que sacar esas ropas. Tendré que sacudirlas para el nuevo tiempo de heladas ricas. Mis plegarias escritas surten efecto. Lo demás sigue como siempre. Pero el mundo, mi mundo, el que está en mi radio de alcance emocional, sigue como me gusta. Y me gusta tanto que me guste, que me digo sin bajar los decibeles : qué gusto, loco, qué maldito gusto!

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