jueves, septiembre 02, 2010

Nada más que un reflejo

Hay un sinfín de luces que emergen de las cabezas, soy testigo de ellas en el calor de mi ventanal de madera. Mientras, unas baterías se acoplan a un ritmo que me gusta seguir con las manos, un ritmo de mierda si se quiere, pero ritmo al fin. Espero tu cercanía y el sol se esconde tras una nube, se cuelan tres suspiros que respeto, que disfruto.

- Comprenderá, mi querido y gélido lector, que cuando las brazas a tu alrededor te queman, vas de saltos y gritos, no queda otra.
- ¿acaso no es mejor tirarse al mar?
- Ah, lector opinante, ¡interesante!... ¿Desde cuándo?
- Desde cuándo qué...
- Desde cuándo opinante, desde cuándo el lector se pone puntudo y opinante.
- Desde que escribes cosas que dan para eso.
- Para Eso
- O para Copec
- O para Shell... ¡Ya basta! , mire, lo que ud ve en el fondo de mi cabeza es un resquicio mínimo de lo que soy, lo que escribo es microscópico así que...
- ¿A qué viene eso?
- A que aunque diseccione mi ser por partes, nunca, pero nunca logrará conocerme como para opinar
- Uy, qué susto.
- ¿Qué susto yo o qué susto no lograr conocerme como para opinar?
- Ironía ¿o acaso pensó que una declaración como esa podría importarme? Esto es un blog, uno de los millones de blogs que hay en el mundo. Que ud me lance normas y principios personales, sufrimientos, no me hace querer conocerlo. Yo opino nada más.
- ¿Dónde está el botón borrar?
- Ignorar
- Me gusta
- A mis favoritos
- Agregar a mis amigos
- Opinar
- Alguna vez voy a ser libre.
- ¿Libre de qué?
- De tener que esperar el día en que me sienta libre. Esa es ya una esclavitud.
- Entiendo, olvidar, dice ud, no tener que esperar, dejarse llevar.
- Carpe diem y toda esa mierda, claro.

El gesto de desdén es sincero. Me voy, aunque en realidad nunca me fui. La subida tiene la pinta de un piano, pienso, aunque nada está claro a estas alturas. Voy tocando a cada paso, esquivando gatos encogidos que me miran molestos. El ruido de los ascensores suena como una erosión constante de las horas, de los días, de los meses. ¿qué tanto erosionas tú a cada paso? ¿qué tanto se erosionan las personas? El desencanto de los felices se cubre de historias ajenas. Los otros suspiros, los de ahora, son nada cuando el mar se pone gris, aunque está claro que lo que cambia es el cielo, no el agua. Nada más que un reflejo. Entonces me guardo en formato doc y me dedico a otras cosas más interesantes, de puro jodido que soy.

- Me dejó hablando solo, excelente.

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