miércoles, junio 18, 2008

Acuaman


Esperando las lluvias, pero no las inundaciones. Extraño pero cierto. En eso estoy a esta hora de la loca cuenta regresiva laboral: pidiendo, pero previniendo in the same time. Tontera. Viña cae Mal, socio. Cae mal porque estas calles glamorosas, este sector lleno de presunciones publicitarias de playa, gente linda, y festivales, me deja un poco lleno, sobrepasado... con los calcetines mojados, pegados a la punta de mi calzado. Helado, como diría mi vieja en esas ricas mañanas con la "helá". Yo no entiendo tantas ostentaciones de capital turística, de ciudad bella - y porquerías varias de alcaldesa UDI -, cuando se despreocupan de la estación más hostil, el invierno. Ciudad Penca debiera llamarse. Ciudad Bella con filtros anaranjados, en una de esas.
Ah... Conce no es lo mejor, pero la lejanía, a veces, lo moldea bien en mi cabeza. Casi mitológico. Sí. Extraño mi región, mi gente, mis espacios. Poder caminar en zapatillas pero saber que no necesitabas andar a lo canguro para cruzar una puta calle; poder mojarte un rato, pero tener los ánimos intactos, y saber que el resto anda en la misma; poder salir, respirar y disfrutar una buena lluvia. Lluvia que disfruta el treintón que aún camina, como yo... lluvia para pobre y clase media, para uno que nació en tierra de suelos húmedos y fríos, pero que ahora ve palmeras y alcaldesas teñidas, sonriendo mientras los autos se transforman en lanchas, y los zapatos en waletas.

PD: ¿qué tiene que ver mi foto de pendejo? Nada, obvio...

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