martes, agosto 12, 2008

Declaración Culiá Número... eh... ¿tres?, ¿cuatro?



(atención: ciertas palabras van con link. No tienen necesariamente relación con lo dicho, pero bueh)


Yo no sé. Bah, la verdad es que sí sé, pero no quiero saber. O no quiero dejar en claro que sé. Un enredo bien grosero que entiendo yo no más. Hay tanto dicho. Hay tanto, tanto que decir. Podría llenar megas y más putos megas escribiendo de lo que se me pasa por el mate. Pero no... Aparte ni tiempo tengo. Y cuando tengo tiempo, no tengo computador. Cruel la wea. O tragicómica, según el día. A lo más ese cuaderno, que ya se perfila como bitácora sin sentido, recibe las más directas acotaciones, los mejores aciertos - según yo -. Como sea, a esta hora hace frío, tomo café -cuando nunca me ha gustado - y escucho The Doors un rato. Es martes recién, aunque cachando el feriado de esta semana, vendría siendo un miércoles falso. Me dieron ganas de una cerveza helada, una Corona podría ser, o una Escudo, pa'qué tan exigente. No es raro ese antojo, y eso que tengo la guata caliente con el café - y ya comienza la taquicardia que me provoca -.

Hoy, entre el metro mañanero - que venía más lleno de lo normal - leí una frase para recordar. Lo estúpido es que se me olvidó. Ahora, entre darme cuenta que mi memoria a corto plazo es una porquería, hago una pausa y hojeo el libro otra vez... "una canaleta tapada con las hojas se rebalsa", ya la encontré. No tenía la misión de ser metáfora, pero a mí me hizo mucho sentido darle esa labor. Es de "Diez noches de conjura", el libro-oferta que compré en la agónica librería "Contrapunto". Nunca caché el autor, nunca caché el libro, pero estaba a quina, y esas cosas no se dejan pasar. En todo caso, hasta el momento va bien. Por lo menos es fluido. Igual cabe decir que después de Los fusileros no hay mucho que hacer: la vara quedó bien alta.

Anoche soñé. Bueno, dicen que siempre uno sueña, pero que en el transcurso de la mañana se te olvida. Yo soñé con puros revueltijos de historias y personas, confusiones al más puro estilo Eternal Sunshine, pero con menos glamure y presupuesto. A lo Carlos Pinto no más. Producción nacional. Chucha, de verdad ya se me está olvidando. Algo de una casa que no era mi casa; algo de unas caminatas con amigos que no eran mis amigos; algo de una lluvia en conce que no era conce. Filo, ya se me le jué.

Ah, voy a enviar cuentos a Stgo en Cien palabras. Concursaré otra vez, qué fue! Aunque me hayan publicado el premio es importante, no me vengan con cosas! Tengo confianza en los nuevos breves que he anotado por allí. Un palo no es menor. Por unas cuantas palabras, mucho mejor. El de la puta, el de la gotera, el de la servilleta. O algún otro. Ya me daré el tiempo de revisar.

Qué más podría contar. Un, dos, tres -talla de anciano -. Es un hecho, hace tiempo no me daba el tiempo de teclear. Es agradable la sensación. Escribo todos los días, pero no tecleo sensaciones hace rato. ¿y de qué tecleo, señor locutor? El pasado, oiga... el pasado, el presente, o el futuro; la cercanía, la distancia, las amistades, o el amor. No quiero segmentar. pa'qué. Mejor mezclar todo y que la cosa fluya no más. Por ejemplo, ahora, que ya han pasado sus buenos minutos - escribo de a ratos -, suena Víctor jara con El arado. Será tiempo de cerrar, ¿no?

Esta declaración se volvió un desorden agradable. Ahora Víctor canta el cigarrito. Una broma musical, estoy dejando de fumar...

No hay comentarios.: