martes, junio 01, 2010

así con la cosa (13)

Peso en los párpados. Peso de a peso y subida a cien. El retorcijón no repara en gastos, mijo, y hay de pronto una brisa helada que se cuela descarada en cada intertanto suspiroloco.

Hay un día, una mañana, una tarde y varias noches. Hay almuerzo servido en dos potes tibios matinales. Tres cabezas y un mismo techo de piso. Desde arriba la omnipotencia nos ve hacer y deshacer, enseñándonos a condenar, aplaudir, amar y repudiar. Desangrados entre llantos exagerados, con la sola idea de volver con el oreja a oreja amplio y estrellado, listos y dispuestos para reconstruir lo que sea otra vez.

El techo y el Dios en el entretecho. Las vigas, los trancos y las mesas enruedadas que se arrastran. El nuevo hogar de paso, con o sin gato; con o sin vecinos; con o sin chimenea. Cuando el arroz es ausencia y reminiscencia de mesas vacías.

Hay frío, cielo espolvoreado de grafito, y ya no es la punta de mis dedos solamente, el hielo comienza desde los nudillos, y me agarra fuerte. Necesito un té ardiente, Sr. locutor.

Sueño, cansancio, escozor en el borde de la vista, no sé bien lo que me pasa hoy, normalmente la música logra cosas, aunque no siempre se tiene el normalmente a la mano. La cartita bajo la manga también se congeló.

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