martes, enero 26, 2010

declaración culiá Número... en fin

Igual es loco pensar que este blog de cositaslocasalviento, y derivaciones costumbristas de un penquista paranoico, es tan pero tan poco visitado por la gente que me rodea (dícese de la gente que me ama, quiere, estima, odia etc), que alguna vez podría publicar la antesala a mi suicidio y nadie se enteraría de la despedida previa. O no sé, podría decidirme a escribir alguna confesión grotesca y retorcida. O irme de inspiración por algo bien cortante, horrible, incluso depravado, y la lectura de los míos, de la gente que me conoce, probablemente (para no decir seguramente) brillaría por su ausencia. Nadie se enteraría. Ahora, la dicotomía de ser leído o no (y ahí nace la paradoja de para qué escribes y toda la huevada), tiene pros y contras. Pero como el riesgo a que alguien en alguna situación milagrosa, de alineamientos de planetas, se decida entrar a leer mis líneas, me guardaré los detalles en algún rincón de la vida.

6 comentarios:

Frasco de vidrio para conservas dijo...

De la posibilidad de ser leído.

Mentira. Lo que pasa es que me encanta el silencio. No se puede negar el pasado porque resulta que el eje conductual que determinó que A (usted) se encontrase con B (quien le habla) fue este camino. Lejos de tanto posteo (porque seriamente el fenómenos FCB me ha cansado de sobremanera y es por eso que he retirado el condenado muro), quisiera acercarme a amalgamar un sólo comentario sobre estas cosas que usted hace. Siempre me ha parecido que cada entrada no es más que un fragmento de algo más grande, no sé si en volumen, quizá sí en altura. Se ve en los puntos, las comas, las letras, las cosas, en ese proceso de trabajo que apunta la idea de fragmento, lo que (para mi, sin duda) alude a un proceso contemplativo.
Si fuera un agente secreto, ya habría descubierto que esto es un montaje que se genera en un proceso de contemplación exhaustiva de la realidad. Tal cual como se contempla el objeto de estudio científico, usted obliga a la realidad a transformarse en un objeto. Usted mantiene una secreta relación de materialidad con el sentido de la realidad misma, haciendo volver la atención hacia aquello que por ser demasiado inmediato y cercano ha tendido a desaparecer. Y el resultado, es como el cine. La esencia natural del blog y de todas estas cosas internautas en donde la realidad se torna porosa, el espectador se vuelve voyerista y toda la obra en sí es un reflejo del absurdo.
Aún considerando (de manera muy personal, por supuesto) que el hastío es una de las posibles motivaciones de su escritura, la invención de nuevos códigos también puede apuntar a una fascinación extrema con la realidad, remontándome por ejemplo, a la contemplación del mundo como una relación fascinada, como es que veían el acto de mirar los griegos.

Habiendo respondido, lo espero por la tarde.

C.

María de Magdala dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María de Magdala dijo...

Creo que luego del comentario anterior, ya no hay nada más que decir.
Ja!

Anónimo dijo...

Yo te leo, desde hace como tres años, nunca te comento. ¿Cómo sabrás quien te lee?

Fluoxetina

Hugo dijo...

Fluoxetina... ni idea. Mientras, escribo nomás.

Frasco de vidrio para conservas dijo...

Cabro leso. Love u.