¿qué me dicen de esas preguntas que parecen sin sentido? Al final de cuentas, a las horas en que nadie lo sabe, a las horas en que muchos duermen, esas preguntas cobran toda la fuerza que la racionalidad diurna quiere llevarse. Pero a mi no me llevan los días, y menos las noches. Por lo mismo será que escribo mis mejores textos cuando los grillos cantan más bonito: después de las doce de la noche.
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